La mayor parte de los tumores renales son malignos. Representan el 3% de las neoplasias malignas del adulto con una incidencia varón: mujer de 2:1. En los últimos años, la incidencia ha aumentado debido al uso generalizado de la ecografía abdominal y por lo tanto son detectados de forma incidental. El carcinoma renal sigue siendo la neoplasia urológica más letal con una tasa de mortalidad específica del 40%.
El tratamiento va a depender de las características del paciente y del tumor, aunque habitualmente se realiza la extirpación de todo el riñón (nefrectomía radical). Cuando el tamaño y la localización del tumor lo permite, se puede realizar tumorectomia o nefrectomía parcial que consiste en la extirpación sólo del tumor.
El tratamiento quirúrgico se realizará en la mayoría de los casos por vía laparoscópica siempre y cuando las características del paciente y del tumor lo hagan posible. En casos muy seleccionados, se pueden plantear tratamientos conservadores como la radiofrecuencia o la crioablación.